Hoy es la primera vez en toda mi vida que salgo con ella y estoy deseando que acabe la noche para volverme a mi casa a pasar un rato sola conmigo misma. Porque estoy rara. Amorfa, como ella diría. Porque pienso en otras cosas cuando me habla, y siempre se sienta en el medio. Así, con toda la cara del mundo, y sin una miserable propuesta de cambiar de sitio a la mitad de la peli. Y porque se ha llevado nuestro cinturón a casa otra vez.
Compenetradas forever (la duda ofende ;) |
Pero sé que esto es sólo una etapa. Una etapa de la rara adolescencia y sus caprichos. Porque nosotras estamos compenetradas, y nada, NUNCA, cambiará eso. Y es que cuando tienes delante a una amiga de verdad, te das cuenta. Y aunque halla veces que te enfades, no respires y te hagas pera por su culpa, sabes que aunque le cueste intentará entenderlo. Y lo conseguirá. Porque gual que no se puede separar a Epi y Blas, a Phineas y Ferb, a Piolín y Silvestre, a Tom y Jerry, a Astérix y Obélix, a Mickey y Pluto... no se puede separar a éste violín y ésta viola. Y ningún malentendido, crisis adolescente o caso hipotético podrá. Porque estamos compenetradas, y nunca, nada ni nadie, podrá cambiar eso.
Gracias, fea.
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