Éste finde he aprendido muchas cosas.
He aprendido que me encanta la nieve. (Aunque a mis anginas no tanto.)
He aprendido que el snowboard es uno de los deportes más increibles que existen, estoy segura. Divertidísimo, emocionante, perfecto. Para compartir con los mejores, para darse culetazos y hacerse fotos molonas, para pasar un fin de semana genial.
He aprendido que tengo uno de los mejores tíos del mundo mundial.
Y las mejores amigas que puede haber.
Pero también me he dado cuenta de la suerte que tengo, de poder disfrutar de días como éstos, de tener gente que me quiere y está pendiente de mí. Que no habrá una vez que mire el móvil y no tenga una llamada perdida o un mensaje suyos, que ellas siempre me acompañarán a todos lados, que me perdonarán mis fallos y me aguantarán mis tonterías. Nunca doy las gracias por todas esas cosas que tengo la suerte de recibir cada día, sin darme cuenta de lo grandes que son por lo acostumbrada que estoy a ellas, así que ahí va. Gracias, a todos, por hacer que mis días sean geniales, con su rutina, con sus agobios y discusiones, pero siempre perfectos.
Y todo ésto ha salido de un fin de semana perfecto en Xanadú y de una cabeza con fiebre. Así que ala, a la cama x)
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